viernes, 1 de junio de 2012

OBRA DE TEATRO: QUIEN MATO A FRANCISCA

CUENTO: LA FANATASIA DE CRASHPY

En el reino de Murontes existe una pequeña aldea escondida, alejada e infinitamente fuera de lo común al resto de todo el reino.
Crashpy, el maravilloso y mágico sitio donde habitan los Dirtanos. Una especie de criaturas llamadas así por su físico ya que son seres pequeños, mas bien se podría decir que enanos, con pies grandes, orejas pequeñas, ojos negros y muy profundos, y una especie de cola que es un escudo para defenderse cuando están en peligro, aún con esto, no solo tienen el privilegio de ser muy fuertes y trabajadores sino que también son conocidos por su larga vida, ya que tan solo un Dirtano puede llegar a vivir 300 años, lo cual los hace unas de las criaturas más sabias e interesantes. Pero existen grandes secretos que guardan los Dirtanos, estos son desconocidos pues nadie sabe de qué son capaces de hacer estos pequeñines.
-Buenos días señor Wilty-. Saludaba el pequeño niño Crumper de tan solo 12 años, que veía pasar a su amigo, un anciano encorvado, con una manta, la cual era su vestimenta, con la barba larga y tupida de ese color blanco, que daba la impresión de que llevase nieve en ella y un bastón hecho de rama de los árboles del bosque.-Hola Crumper, ¡qué grande estas! No cabe duda que eres un gran muchacho. En ese momento, el anciano Wilty puso sobre el hombro del pequeño su bastón, lo que ocasionó que el viento golpeara con mayor fuerza en ese mismo instante…
-¡Crumper!, ¡Crumper!, ¿Dónde te has metido? ¡Entra ya a casa, que el desayuno está listo! Gritaba la señora Bioren, madre del pequeño. – Si madre ya voy, espérame un momento. Cuando regresó la vista hacia su amigo, él se había marchado, lo vio perderse sobre aquella vereda que conducía a lo más profundo del bosque, poco a poco se fue perdiendo la silueta de aquel misterioso y sabio anciano que le hacia un ademán a Crumper diciéndole adiós.
Cuando entró a casa, su padre el Señor Tiber estaba sentado con su mujer en la mesa,-¿por qué has tardado tanto hijo? preguntó el padre. -¡Vamos siéntate y vamos a desayunar¡
Al terminar, el Sr. Tiber tomó su abrigo y se decidió  partir hacia su trabajo. El empleo de los Dirtanos se divide en dos partes, la mayoría cultivan variedades de semillas en los campos para que el otro grupo que es reducido lleve el producto a diferentes poblaciones a venderlo o para hacer trueques por artículos que beneficien a su comunidad.
-¡Sr. Tiber muy bueno días! Ya está lista la mercancía para que la lleve a Murontes, es una buena cosecha esperemos que no haya problema alguno. Le comunicaba un trabajador.-No te preocupes, en este momento parto para Murontes y dentro de dos días estaré de regreso.
El Sr. Tiber acomodó la carga y se decidió a partir en su carruaje que por delante llevaba a un hermoso yuhi blanco, un animal con las características de un penco solo que un poco más pequeño. Tenía que pasar a su hogar para avisar a su familia y poder preparar algunos víveres. Cuando llegó, el pequeño Crumper lo estaba esperando en la puerta con un morral -¡voy contigo padre, yo quiero ir a Murontes, dicen que es un bello reino así que lo quiero conocer. El padre muy extrañado preguntó: -¿A dónde vas hijo mío?, ¿cómo sabes eso, si apenas voy llegando? Crumper se puso como tomate, -¡Haaa!, eso me lo ha dicho Wilty en la mañana. El padre se quedo callado por un instante y pensó que no sería mala idea que su hijo lo acompañara en el viaje pues de paso le enseñaría las diferentes aldeas que había en todo el reino al igual que el trabajo que en un futuro él seguiría. – Está bien solo hay que avisarle a tu madre para que no se preocupe.
Fue así como partieron esa misma mañana a bordo de su carruaje rumbo a Murontes.
A medio día ya habían pasado las aldeas de Truso, Volpo y Derto. Sin embargo, aún faltaba un largo camino por recorrer pero el tiempo se iba tan rápido como se va el agua en un río ya que el Sr. Tiber iba narrando al pequeño el porqué el nombre de cada una de esas comunidades y cuál era su cultura y sus tradiciones. En fin que al atardecer llegaron a la entrada de Murontes, todo había cambiado pues el Sr. Tiber no recordaba esas fuertes y grandes murallas de piedra ni aquellas torres con vigilantes en el interior de ellas.
Tocaron en la puerta que igualmente era enorme. Ahí los atendió un hombre el cual les preguntó que a qué se debía que estuvieran allí, claro porque se le hacía raro que un Dirtano y su hijo llegaran a esas horas. El padre respondió que estaba allí porque necesitaba entregar un pedido de trigo, que se le había presentado un inconveniente y por eso llegaba a esas horas.
-Me parece que es un poco tarde y por seguridad al reino no lo podré dejar pasar. Respondió aquel hombre de barba tupida y de aspecto imponente. – ¡Déjeme pasar, por favor, llevo conmigo a mi pequeño hijo y no tenemos en dónde pasar la noche, se lo suplico hágalo por mi hijo, además que peligro podremos traer unos inofensivos Dirtanos, por favor!
El guardia cedió y abrió las puertas del reino.
 Al entrar el pequeño Crumper se quedó con la boca abierta, era maravilloso lo que veía, todas esas construcciones tan magnas, hechas de grandes bloques de piedras, aquellas personas altas cargando diferente artilugios que quién sabe que eran y qué contenían, esas extrañas habitaciones en las cuales habían cantidades de hombres y mujeres bailando y riéndose como nunca, ese suelo tan escabroso lleno de basura, de comida descompuesta y que decir de ese olor tan grotesco que pareciera que estuvieras aspirando un olor a pescado, a madera mojada, a sudor de trabajador, ese ambiente tan diferente al de Crushpy.
Esa noche alquilaron un cuarto reducido (ya que eran Dirtanos) para los dos, de pronto el Sr. Tiber quedó atrapado en una gran quimera por el cansancio que le había provocado el viaje pero el pequeño Crumper no podía descansar pues quedo atónito por  aquel sitio, tan maravilloso, al cual había llegado e imaginaba qué otras cosas tan extrañas habría en el reino. En ese momento, escuchó una pequeña melodía la cual venía de la calle, misma que lo hizo estremecerse y saltar rápidamente de su cama e ir a la ventana. Era Wilty o parecía ser él con una flauta y con una caja a lado de él,  - no puede ser, es muy extraño que esté acá en este mismo momento y a estas horas, pero... ¿Cómo puedo escuchar esas notas si no está manipulando su instrumento? Qué raro que mi amigo este allí…
Tan solo y tan desconsolado, con las manos frías, tan caliente de brazos, ¿qué es eso? los pies le están sangrando, que ojos tan grandes y lúcidos parecen dos diamantes. ¡Qué bello es!, si es Wilty,¡¡tan joven y tan, tan bello!!  ¡¡¡ Lara ara laa lara ara laa!!!
-¡Despierta ya Crumper!, susurró el Sr. Tiber en el oído de su hijo.

ENTREVISTAS: DIA DEL LIBRO